lunes, 26 de abril de 2010

El mundo en el que... (II)

La obra creada por uno de esos elegidos con el envidiable don de la sencillez lúcida. Una obra en la que su principio fundamental era hablarnos sobre la necesidad de vivir ligeros de equipaje sin ataduras sin deseos materiales que nos conducen a la insatisfacción sin más lastre que aquel que no se puede ni pesar ni medir ni pagar. Y uno a medida que va creciendo en contra de los tópicos va teniendo cada vez más presente esa idea a la que en principio admiraba por su belleza y que hoy lo hace por su inmenso valor como consejo de supervivencia. A medida que peinamos canas (o ni siquiera las peinamos) tenemos más claro el valor inmenso de viajar a pecho descubierto, sin más maletas que las que alimentan el corazón pero sin negar que hasta el más precavido y desconfiado también ha acabado en parte sumergido en la vorágine de un mundo en el cual las maletas son cada vez más grandes. Pero es que aun habiendo conocido cuán necesario es todo y cuán acertado estaba Herman Hesse, hemos acabado por sucumbir aunque al menos tengamos claro que es necesario conquistar cuotas de deliberación, aunque es casi imposible hacerlo en este mundo en el que vivimos que nos adoctrina para alejarnos de ese objetivo.

Las crisis pueden ser una oportunidad para darnos cuenta de lo innecesario de las muchas cosas que nos han obligado a necesitar. Si nos damos cuenta de ello saldremos de tiempos como estos mucho más fuertes. Quienes quieren acabar con la crisis lo hacen a costa de no dejarnos tiempo para la reflexión y descubrir lo innecesario de muchas de las cosas que tenemos.
Álex Rovira retrataba este mundo en el cual tenemos y compramos aquello que no necesitamos ni nos hace falta e invitaba a sus lectores a descubrir qué fantástico es tirar todo aquello que nos costó dinero y que no necesitamos. A partir de esta idea, Álex Rovira dice que el placer es un mecanismo que se activa por el hecho de liberarnos de una necesidad, como cuando nos sacamos del zapato esa piedra que nos incomoda al andar, sentimos alivio, soltamos lastre. Es la sabiduría que da el arte de saber que se puede pasar por alto y vuelvo de nuevo a citar a Herman Hesse “usted –decía-, podrá tener todo aquello que se puede comprar con dinero pero esa idea nos puede acabar condenando a ver como lo mejor, lo más necesario y lo más apetecible jamás se puede comprar.”

2 comentarios:

  1. Estoy muy de acuerdo, con lo que dices y con cómo lo dices. Me parece escuchar a Séneca en segundo plano. Te recomiendo meter más puntuación, unos puntos no le vendrían mal. Cuando quieras comentamos.

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  2. Muchas gracias. Si le parece bien mañana, a la hora que quiera, podemos hablar.
    En cuanto lo de Séneca, es el cénit de los elogios, creo que aún me queda, aún ha de llegar, pero muchas gracias.

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